Paciente en consultorio médico
Notas de Interés

Ir al médico o hablar con una Inteligencia Artificial plantea distintas disyuntivas

La IA se convirtió en una parte casi integral de la vida, pero sin lograr suplir a la figura humana en términos médicos

El médico como único actor en la salud

Indiscutible termina siendo querer poner a la Inteligencia Artificial por encima de la capacidad intelectual del hombre. Por esto mismo es que no se llega a ninguna conclusión que la avale en sí misma en su totalidad.

Si la IA apareció fue gracias a la inteligencia humana y a su intervención -por decirlo de algún modo- intelectual. Así es que, allá por los años 50 ve la luz una de las primeras palabras que la nombran.

En materia de investigación médica es justo en donde comienza una especie de polémica.

Es cierto que esta tecnología es una herramienta de alto potencial que sirve de guía para orientar en cuanto a un diagnóstico. Sin embargo, no es posible decir que es totalmente fiable, en verdad.

A estos planteos que se hacen, cabe la pregunta si somos capaces de confiar nuestra salud bajo las órdenes de una aplicación. A ciencia cierta, y valga la paradoja funcional, la respuesta debe ser unívoca: ¡no! El avance que se ha logrado hasta hoy en día nos hace cuestionar todo este nuevo mundo que abarca hasta lo más mínimo de nuestra vida. Aun así es irrisorio creer que la IA será exacta a la hora de “hacer una prescripción médica”.

Colaboración y sustento para la ciencia

Los planteos que se ponen de manifiesto están orientados, pura y exclusivamente, a lo referido a temas de salud. Siempre hay puntos a favor y ventajas que contrarrestan algún que otro polo negativo.

No obstante, una gran variante de sistemas médicos y en su conjunto lo que atañe a sanatorios, ven la IA como un factor que beneficia el abordaje de la salud:

  • Creación de medicamentos.
  • Eventos cardiovasculares.
  • Ayuda en la prevención de enfermedades.
  • Ayuda en la toma de decisiones médicas.
  • Ayuda en la capacidad de diagnóstico.
  • Optimización en los tiempos de investigación.
  • Asistencia robótica para cirugías.
  • Mejora la calidad de vida de los pacientes.

En definitiva, no hay que temerle a la inteligencia artificial, por el contrario, hay que pensarla como una herramienta axiomática en la ciencia.

Aunque pasen los años el médico, el doctor y quienes estén comprometidos con la medicina jamás podrán ser suplidos.