El olfato tiene injerencia absoluta en el sistema cognitivo y activa el recuerdo, aunque hayan pasado muchos años en que no se huela el aroma que despierta la memoria
La memoria viva de un aroma
Aunque suene extraño es así, el olfato estimula los sentidos. En particular tiene injerencia en la capacidad cognitiva.
El cerebro y el olfato tienen una relación directa. Ambos están conectados con circuitos cerebrales que van directamente a la memoria. Tal es así que todos y cada uno de los sentidos hacen su camino a través de la memoria, en primer lugar.
Más de una vez hemos experimentado esa sensación que producen los aromas en el recuerdo. En un santiamén un olor puede despertar aquello que creíamos olvidado.
¿La salud cognitiva está a resguardo con el olfato? En principio decimos que sí, lo está.
Es sabido que hay personas que pueden perder el olfato y esto suele ser irreversible. Lamentablemente, frente a ello no se puede hacer nada para recuperarlo. Así como hay reparo y solución en la pérdida de la audición o la vista, no es el caso de lo inherente a lo olfativo.
Es preciso prestarle la respectiva atención a este tema. Sucede que es poco conocida la patología que puede desencadenarse al perderlo. La medicina ha avanzado de modo notorio en estos casos. Pues quedarse sin olfato puede ser un indicador de alguna enfermedad neurológica. Lo mismo para patologías psiquiátricas.
Por otro lado, se ha comprobado que oler aromas agradables durante el momento en que se duerme es positivo. La memoria mejora de modo notorio.
En medicina hay una explicación para el caso y es que cuando el olfato se compromete, o ingresa en deterioro lo mismo acontece con los centros de memoria cerebral. Opuesto a esto, cuando a las personas se las incentiva olfativamente, sus áreas relacionadas a la memoria son más productivas.