Madre e hija leyendo al lado de hogar a gas
Notas de Interés

Salud en invierno: ¡cuidado con el monóxido!

Al llegar el frío es importante estar informado sobre los cuidados que deben tomarse frente a la calefacción del hogar

Cuidémonos del invierno tomando recaudos

El cambio climático está en un punto de extrañas formas entre incertidumbre y sorpresa a nivel mundial, a tal punto que hasta las brújulas pierden su orientación. Sin embargo, el mes de julio indica la llegada del invierno en el hemisferio sur: frío generalizado y paisajes que, en algunas ciudades, se cubren de nieve resultan postales que anuncian que llegaron las bajas temperaturas. La salud aquí es un hilo muy finito porque debe protegérsela desde varias aristas: una de ellas es la que concierne a la calefacción. En las películas suelen mostrarse escenas soñadas y cálidas de inviernos al amparo de un hogar a leña y mantas sobre un sillón junto a una taza de sopa caliente. Como imagen pictórica es preciosa, sin duda. Aunque, claro, las estufas a gas son parte de otra realidad a la que le debemos prestar especial atención: ¡cuidado con el monóxido! Lo decimos en una especie de grito silencioso haciendo una analogía equivalente a cómo actúa este componente.

¿Qué es el monóxido y por qué debemos cuidarnos de él?

El monóxido de carbono es un gas muy venenoso al que se lo conoce, comúnmente, como el enemigo silencioso. Se propaga de manera muy rápida en el aire del ambiente. No hay manera de percibirlo ni reconocer su presencia: no tiene olor, ni sabor y tampoco produce irritación en las mucosas. Cuando el monóxido es inhalado entra en combinación con la hemoglobina (cuya función es captar el oxígeno) por medio de los pulmones impidiendo que el oxígeno llegue a los órganos vitales. Si bien no podemos observarlo hay algunos indicios a los que prestarle atención:

  • Llama: amarilla o anaranjada (debe ser azul).
  • Aparición de manchas o tiznado en las paredes.
  • Decoloración de los artefactos en: conductos de evacuación de gases o a su alrededor.

Factores o causas por las que aparece:

  • Mala ventilación del ambiente donde está el artefacto o la instalación.
  • Instalación de artefactos o instalaciones en sitios no adecuados.
  • Conductos en mal estado para realizar la evacuación de los gases de la combustión.
  • Acumulación de hollín o de otro material en el quemador.

Es muy importante estar atentos frente a estos síntomas si se estuvo, o si se está en un lugar cerrado y sin ventilación:

  • Dolor de cabeza.
  • Mareos.
  • Somnolencia.
  • Debilidad.
  • Cansancio.
  • Náuseas/vómitos.
  • Pérdida del conocimiento y/o convulsiones.
  • Palpitaciones.
  • Dolor de pecho.
  • Pérdida de conocimiento o convulsiones.

La atención virtual puede ser de ayuda, aunque si alguna de esta sintomatología se hace presente se recomienda ir urgente a un sanatorio.