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Notas de Interés

Salud infantil: ¿qué es el juego médico en pediatría?

El factor juego es un gran elemento de ayuda pediátrica para que el niño le pierda miedo a la consulta con el médico o para afrontar cualquier tipo de tratamiento

Aquellos juegos como médicos de la infancia

Quienes hayan crecido fuera del mundo de la telefonía móvil, pantallas de computadoras o juegos en línea conocieron lo que significaba jugar al doctor. Un juego que, tal vez, hoy en día pasó de moda.
Solía ser uno de los entretenimientos más habituales y divertidos. Quien más quien menos tuvo en su casa un juego de médico: estetoscopio, un pequeño maletín de plástico, una especie de jeringa y hasta un pastillero. Muchos recordarán lo formidable que era el momento cuando tocaba recetar y, más aún, firmar la receta con un garabato inentendible, imitando la letra de nuestro pediatra.
Si en la repartija de roles tocaba ser el doctor había que encontrar, sí o sí, quien quisiera oficiar de paciente. El diagnóstico obtenido siempre tenía como resultado la cura de la enfermedad – que en ese caso no era fiebre ni varicela- el diagnóstico solía tener un nombre concreto: mal de amores.

Lo lúdico siempre ejerció poder didáctico, ya que por medio del acto de jugar aprender concluye en una especie de moraleja.
Y si hablamos de jugar y aprender los pediatras saben mucho. Viéndolos ejercer su profesión podemos decir que no sólo son médicos, sino que también cumplen un rol importantísimo; casi igual que el de los maestros, pero a la hora de curar.
La salud de sus pequeños pacientes necesita de un cuidado que va más allá de la medicina y su formación profesional. Un simple gesto de ternura y una sonrisa son elementales para que el pequeño o la pequeña sientan que pueden confiar en ese señor/ra que viste guardapolvo blanco y que escucha cómo están los pulmones poniéndoles un objeto frío en su pecho.

Hace muchísimos años, la medicina pediátrica comenzó a dar un giro trascendente gracias a la práctica del Dr. Florencio Escardó, reconocido y respetado pediatra argentino. Él sostenía que: El mejor obsequio a un niño es regalarle felicidad.
Dar alegría significa que el médico debe escuchar lo que el pequeño paciente quiere decir. Hay que oírlo y para eso es fundamental desplegar todo tipo de herramienta lúdica. Un oso de peluche, un rompecabezas, una hoja y un lápiz de color para que dibuje pueden ser sumamente efectivos a la hora de la revisación médica.
Escardó también consideraba, con un estilizado y característico sentido común, que el juego es una función vital para los niños. Por consiguiente, y trazando un ejemplo analógico, todos recordamos aquella película en la que un médico con nariz de payaso acompañaba a los niños durante sus tratamientos y mientras les sacaba una sonrisa él cumplía su rol profesional.
La risa, el juego y la calidez humana que suelen tener los médicos pediatras son factores indispensables para llevar adelante la salud de los niños.

Médica pediatra jugando con su pequeño paciente