Notas de Interés

La medicina le dice gracias a los donantes de órganos

Decidir donar órganos debe estar impulsada también por campañas de concientización y de convencimiento de saber que es un acto de profunda generosidad.

Donar órganos es un acto de amor

Hace muchos años se estrenó una película italiana que se llamó La vida es bella. No vamos a hablar sobre este film, sino que focalizaremos en el mensaje central que transmite: a veces, la felicidad es el modo en que miramos la vida aunque ésta esté llena de dificultades.

Abrimos este artículo de esta manera porque hablaremos de la donación de órganos sabiendo que ser donante es un acto de grandeza.

Donar significa abrir el espíritu hacia otros sin saber qué rostro, voz, edad o condición social  puedan tener. Lamentablemente las enfermedades avanzan, en muchos casos, y en ocasiones el órgano llega a destiempo.

Concientizarnos de que podemos ser donantes es afirmar el valor de la vida y, por sobre todo, realizar una acción humana importantísima que debemos entender cada uno de nosotros -en nuestras individualidades- como integrantes de una sociedad, sin distinción.

Hay momentos de la vida que rozan un límite muy finito en los que muchas familias imploran para que el tiempo se detenga y para que cada segundo transcurra con una lentitud que no puede medirse más allá del deseo que así suceda.

La medicina, los médicos y cada integrante de los equipos que trabajan a favor de la salvación de vidas forman parte de un engranaje que no funcionaría sin aquellos que donan órganos desinteresadamente. Pues en su conjunto prevalece el valor humano cargado de emoción y sensibilidad al mismo tiempo.

Esperar un trasplante se asemeja a la concreción de un milagro o a la materialización tangible de la palabra esperanza. Hablar de coraje en estos temas es pensar en aquellas personas que pierden a un ser querido y que aun así piensan en ayudar.

Todos los 6 de junio se celebra el Día Internacional de los Pacientes Trasplantados y ellos mismos son los que afirman y muestran que la vida puede tener segundas oportunidades.

Para cada donante, por cada paciente trasplantado, por aquellos que tuvieron la entereza de decidir aún atravesando el dolor más profundo. En memoria de quienes han sido ejemplo social de lucha, concientización  y pedido desesperado por vivir.  Decimos gracias y esperamos que cada año las estadísticas inclinen sus números a favor del crecimiento de la donación de órganos y de muchas más vidas salvadas.