La vida de un niño diagnosticado con síndrome de Asperger tiene matices variables y el apoyo familiar e institucional son factores determinantes junto a un profundo trabajo terapéutico
La infancia de los niños con síndrome de Asperger
El niño que padece este síndrome tiene un aspecto normal en apariencia e incluso en su inteligencia presenta signos también normales. Sin embargo, dentro de las características que lo subyacen se destacan por tener alguna habilidad en particular. En cuanto a la interacción social presentan ciertas dificultades para relacionarse con los demás.
Las estadísticas que arroja la medicina y sus datos respectivos indican que de cada 1000 niños 3 de ellos podrían padecer este síndrome. En la mayoría de los casos se presenta en varones.
A lo largo de la historia mundial hubo muchas personalidades con esta patología: tal es el caso del escritor Isaac Newton, el pintor Miguel Ángel y el músico Beethoven. Aquí, entonces, la brillantez de cada uno de ellos no ha podido ser opacada por el Asperger, aunque -como dijimos- sobresalen en una habilidad especial.
La importancia de reconocer la sintomatología a tiempo
Los primeros síntomas del Asperger suelen aparecer durante el primer año de vida. Algunos de ellos pueden reconocerse como:
- Rutinas: necesitan mantener un orden porque el cambio les puede producir confusión y ansiedad.
- Aislamiento social: hacer amigos es un desafío muy grande.
- Intereses restrictivos y repetitivos: suelen ser una clase de expertos en una sola temática haciendo de ello una repetición permanente en la que enumeran, recopilan de manera cuasi incansable.
- Retraso en el desarrollo motor: se les suele dificultar llevar adelante tareas cotidianas como atarse los cordones.
A continuación, verán una serie de características que denotan los niños que padecen este síndrome dividiéndolo de la siguiente manera:
- No poseen dificultad alguna en las siguientes áreas:
- Interrelación con adultos más que con niños de su edad.
- Adquiere y emplea el lenguaje dentro de la normalidad.
- Su capacidad intelectual está dentro de la media o en niveles superiores.
Sin embargo, sí presenta dificultades en las siguientes áreas:
- Presenta dificultades para comprender una conversación que dura mucho tiempo.
- Presenta dificultades a la hora de escribir o vestirse.
- Baja tolerancia a la frustración.
- No siente empatía para con otros.
- Prefiere jugar en soledad.
- Deficiencias persistentes en la comunicación.
- Dificultad para sociabilizar.
Alcanzar un diagnóstico no es tan sencillo, a decir verdad. Debemos señalar que no todos los síntomas se manifiestan de la misma manera y con la misma intensidad en cada paciente. Con esto lo que queremos señalar es que no habrá dos personas que tengan el mismo diagnóstico de trastorno del espectro del autismo Asperger. De esa manera pasó a integrar los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD), siendo parte del espectro autista funcional I.
Un síndrome con diferente nombre
Desde el año 2013 la Asociación Americana de Psiquiatría le hizo una modificación al término síndrome de Asperger. Aún así, sigue siendo utilizado. Por esta razón, a este síndrome se lo llama, o dicho de otro modo, es considerado como trastorno del espectro del autismo de grado de funcionalidad I.
Cuidar, proteger y acompañar son básicos para el desarrollo del niño que padece este síndrome.
